FALACIAS

 Falacias Lógicas by isabel motos fernández

Noción de falacia y sofisma

En nuestra vida diaria constantemente damos o escuchamos argumentos. Los oímos en la radio, de la gente que nos rodea; los vemos en la televisión, los leemos en el periódico o en Internet, etc. También los construimos para defender nuestra propia posición respecto de algún tema o para refutar la de otros. En este contexto, solemos encontrar con mucha frecuencia argumentos que en un primer momento parecen correctos, pero que cuando los analizamos cuidadosamente, advertimos que no lo son, a esto lo denominamos falacias.

Una falacia es, como nos señala Irving Copi 1, un argumento incorrecto pero psicológicamente persuasivo. Precisamente la fuerza de una falacia para convencernos de la tesis que se de‑ende en el argumento en que se expresa, reside en este carácter persuasivo, el cual se debe a que tiene una apariencia de estar correctamente construido, pero cuando lo analizamos con cuidado, notamos que el paso de las premisas a la conclusión no es el adecuado, debido a que las premisas no son pertinentes para lo que se quiere defender.

Antiguamente solía hacerse una distinción entre falacia y so‑sma con base en la intención de la persona que argumentaba. De esta manera se decía que si quien argumentaba incorrectamente lo hacía sin la intención de engañar, entonces estábamos frente a un argumento del primer tipo, una falacia. En cambio, si alguien formulaba un argumento con el ‑n deliberado, es decir, consciente del engaño, entonces estábamos frente al segundo tipo de argumento, conocido como so‑sma. Sin embargo, en la vida diaria resulta muy complicado saber si quien argumenta incorrectamente lo hace de manera deliberada o no, por lo cual frecuentemente esta distinción ha caído en desuso. Actualmente existe una gran cantidad de falacias tipi‑cadas por los estudiosos. Algunas fueron estudiadas desde la Edad Media, razón por la cual, frecuentemente se alude a ellas por su nombre en latín.


Las falacias suelen dividirse en formales e informales.

Las formales son aquellas que tienen errores en su forma, es decir, que violan alguna de las estructuras deductivamente válidas. En este sentido, cualquier argumento inválido sería una falacia. Las de a‑rmación del consecuente y de negación del antecedente son las más comunes de este tipo.

En la de afirmación del consecuente, se pretende construir un buen argumento con la estructura del modus ponens, mientras que en la de negación del antecedente, se pretende estar formulando un buen argumento con la estructura del modus tollens. Pero en ambos casos no es así, ya que por un lado, el modus ponens afirma el antecedente y no el consecuente y, por otro lado, el modus tollens niega el consecuente y no el antecedente. Esto quedará más claro cuando se estudie en la última unidad las reglas de inferencia, por lo cual, no nos detendremos en este momento en este punto.

Por su parte, las informales son aquellas que cometen errores no en su forma sino en su contenido, es decir, en aquella información que se ofrece en las premisas para derivar de ellas la conclusión. En la actualidad, diversos estudiosos realizan un gran esfuerzo por elaborar una lista tipi‑cada de las falacias existentes. Sin embargo, la manera en que podemos errar es tan amplia que resulta una tarea complicada elaborar un estudio completo y acabado de las mismas. También es importante destacar que un argumento puede incurrir en varias falacias a la vez.

En este material abordaremos algunas de estas falacias, muchas de las cuales seguramente reconocerás como ejemplos que has escuchado, leído o que incluso, tú mismo has construido.

Falacias informales

Existen dos tipos de falacias informales, de irrelevancia y de ambigüedad. Cabe aclarar que la clasificación que se presenta es una propuesta entre varias que han elaborado los estudiosos sobre el tema a lo largo de los siglos. De hecho, no podríamos afirmar hoy en día que contamos con una clasificación definitiva.

a)falacias de irrelevancia

Las falacias de irrelevancia son también conocidas como de inatinencia o no pertinencia, debido a que el error en este tipo de argumentos está en el hecho de que las premisas no ofrecen un fundamento sólido o pertinente para inferir la verdad de la conclusión. Las que revisaremos se clasifican en tres grupos:

 

I.              Transferencia de propiedades.

II.            II. Apelación a los sentimientos.

III.           III. Referencia insu‑ciente.

Las falacias y sus diferentes tipos – El Redondelito

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